El banco de datos
Esta semana me gustaría permitirme la licencia de desviarme de los temas puramente técnicos y tecnológicos para desarrollar un poco más un concepto del que ya os adelantaba algo en el post de la semana pasada.
En este pasado post os hablaba acerca de la confianza asumida en los sistemas de seguridad de los bancos, y particularmente en el uso que hacemos de uno de sus sistemas más comunes, la tarjeta de crédito. En este punto me gustaría que pensemos en la tarjeta de crédito con cierta laxitud, es decir, pensemos en cualquier sistema de pago mediante tarjeta.
Hagamos un pequeño repaso de la historia de la tarjeta de crédito y de sus paralelismos con el Cloud Computing
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La primera mención histórica que se hace al concepto de tarjeta de crédito viene de la mano de Edward Bellamy en 1887 en su novela utópica Looking Backward, donde Bellamy usará este término hasta en once ocasiones. En el caso del Cloud computing la primera mención al concepto es realizada por John McCarthy en 1960, donde decía que “la computación algún día estará organizada como una utilidad pública”.
Algunos años después de estas primeras visiones utópicas, el concepto de tarjeta de crédito empieza a materializarse en forma de tarjetas usadas para vender gasolina a los propietarios de automóviles a principios de 1920. Más tarde, en 1938, algunas compañías empezaron a aceptar las tarjetas de la competencia. En el paralelismo con el cloud computing, podríamos pensar en las apariciones, a principios de los 90, de conceptos como Grid Computing o Utility Computing, que si bien todavía no encajan completamente en el concepto de Cloud Computing, son claramente sus predecesores.
Volviendo de nuevo a la tarjeta de crédito, no será hasta 1950 donde Ralph Schneider y Frank McNamara, fundadores del Diners Club, implementasen la primera tarjeta de crédito que permitía realizar el cargo de una factura a dicha tarjeta, que sería abonado a finales del mes en curso.
En 1958, un competidor del U.S. Postal Service, American Express desarrollaría la primera red monetaria, en la que se permitiría las transacciones comerciales, usando su tarjeta de crédito, entre los clientes de American Express.
Poco después, a finales de los 60, aparecerían nuevas iniciativas como BankAmericard, lo que más tarde será Visa, o MasterChange, que pasaría a conocerse como MasterCard. La principal ventaja de estas tarjetas es que ya permitían realizar transacciones entre diferentes participantes, independientemente de que sean clientes directos de las entidades bancarias.
En este punto me parece interesante comentar las diferencias entre ambos sistemas:
- Sistemas de ciclo cerrado, en el que emisor de la tarjeta actúa como mero intermediario entre el cliente y el comerciante, como sería por ejemplo las tarjetas Diners Club o American Express.
- Asociaciones de tarjetas bancarias, en el que un grupo de bancos se asocian para crear una red de interoperación entre entidades. Esta asociación obligó a la creación de reglas de cooperación y transferencias de fondos entre bancos, que mejoraría de forma sustancial la seguridad y la operativa entre las entidades.
He querido pararme en estos puntos y en este momento porque se me vienen “sospechosos paralelismos” a lo que estamos viviendo hoy en día en el Cloud Computing. Si nos paramos a analizar por un momento el panorama de Cloud actual, vemos que nos encontramos en el punto en el que plataformas como Microsoft Azure, Amazon EC2, Google Apps o VMWare Cloud Foundry no dejan de ser “guetos” inconexos que recuerdan mucho a los modelos planteados por Diners Club o American Express.
Como ya comentaba, la seguridad en la nube o, mejor dicho, la confianza del usuario en la seguridad de la nube, es un requisito indispensable si queremos que dentro de poco oigamos cosas como: “voy a acercarme un momento al cajero que tengo que consultar la escritura de mi casa (o el informe que tengo que presentarme mañana a un cliente)”.
Afortunadamente, y haciendo el paralelismo con las tarjetas de crédito se ve de forma más o menos clara, se están dando los pasos oportunos y acertados, sólo es cuestión de seguir trabajando, desde todos los estratos, en la dirección en la que se ha seguido hasta ahora.
Puede que parezca de ciencia ficción, pero conceptos como El banco de datos no nos quedan tan lejanos…
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