Hoja de ruta de las TI hacia el cloud (parte 1/5)
Hola amigos, soy Florián Murillo y hoy empiezo una serie de artículos sobre el lento pero inexorable camino al cloud computing. Sé que es un término ambiguo pero por este motivo revisaremos en las fases, beneficios y riesgos de no continuar avanzando.
Desde mi punto de vista, los pasos que están siguiendo las TI actuales son los siguientes: Virtualización, Automatización, Cloud Privado y Cloud Híbrido/Público.
¡Vaya! todavía no he empezado a explicarme y ya oigo algunas risas y “ruidos” de escépticos. A algunos les parecerá una evolución evidente y a otros ciencia ficción, pero seguro que ninguno de nosotros nos vamos a librar de convivir con el impacto de estos conceptos.
En este primer capítulo me centraré en la virtualización. Hace mas de 10 años, que VMware demostró que es posible virtualizar servidores x86 con rendimientos empresariales, por tanto, parece que esta parte es la mas fácil, pero me centraré en la gráfica siguiente, para buscar la letra pequeña:
Como vemos en la gráfica anterior, el primer beneficio es la contención del crecimiento del presupuesto de TI, el beneficio es menor del que nos gustaría por las inversiones a realizar para implantar la consolidación de servidores físicos en virtuales, pero aun así, es importante.
Pero como los grandes beneficios ya los conocemos todos, prefiero centrarme en los beneficios no alcanzados y los gastos ocultos, que hacen que la curva con el tiempo tienda a complicarnos el presupuesto.
En muchos proyectos se celebra el ahorro energético producido por tener muchos menos servidores físicos para atender al negocio, estoy totalmente de acuerdo, pero nos olvidamos que muchos clientes disponen de licencia Enterprise y no utilizan DPM, capaz de ahorrarnos, además, un 30% o más del consumo energético actual, es decir, después de la consolidación ¿por qué se utiliza tan poco con arquitecturas blades?
Después tenemos el temible “spawl”, que habita desde siempre en nuestro ADN pero que ahora, al tener recursos “infinitos”, le damos rienda suelta. Me refiero a la propagación indiscriminada de servidores virtuales, que como una plaga bíblica, acaba con nuestros recursos de CPU, RAM y sobre todo de almacenamiento.
La virtualización trae malos hábitos que hay que evitar. El número de servidores nuevos por año crece a un ritmo superior al de la “era física” sin una explicación siempre razonable y el almacenamiento de consumo a un ritmo muy superior al que teníamos hasta ahora.
Además, la virtualización ejecuta nuestros servidores (ahora virtuales) en un entorno compartido de recursos, además es un entorno tan cambiante como lo es nuestra empresa. Eso implica que hemos de velar “permanentemente” por que el entorno sea capaz de proporcionar los recursos que esperan nuestras aplicaciones, lo que se traduce en tareas nuevas de monitorización y optimización con recursos dedicados. La mala noticia es que no siempre tenemos recursos humanos suficientes para atender a las “nuevas” tareas que nos trae la virtualización, actuando reactivamente ante los problemas de rendimiento, incumpliendo los niveles de servicio que nos exige nuestra organización.
El crecimiento continuo de servidores virtuales, va a exigir mucho a nuestras redes. Si no hemos adecuado el diseño de nuestras redes a la virtualización, el crecimiento producirá problemas importantes, pensemos que el “unified fabric”, los interfaces de 10Gb, los diseños “Top of Rack”, los “jumbo frames” y otras tecnologías de red han venido para quedarse y evitarnos problemas de retardo, de ancho de banda, de latencia y de perdidas de paquetes.
Estamos ante un modelo de TI nuevo, y esto implica que nuestros expertos en TI, para que sigan siéndolo, han de recibir la formación adecuada, dentro de un amplio plan de formación que incluya a nuestros responsables de almacenamiento, comunicaciones, seguridad y sistemas. En muchos casos estos planes se reducen mas de lo que deberían, aumentando los riesgos que el negocio asume sin que nadie los quiera asumir como propios.
¡Vaya, parece que hoy tengo la pluma ácida! Pero veamos el vaso medio lleno: dando visibilidad de los riesgos a los que estamos expuestos, seremos capaces de evitarlos, haciendo que la curva de crecimiento de costes de la virtualización tenga una pendiente mucho mas suave.
Pero esto no es todo amigos, la semana próxima seguimos con el siguiente paso en nuestro viaje.